jueves, diciembre 19, 2013

La inmutabilidad de la Sagrada Constitución Española

Puesto que a todas las peticiones políticas y/o económicas y nacionales de los catalanes, el integrismo castellano nos responde, únicamente, aventando y sacudiéndonos en la cara, refregándonos por el morro sus leyes caducas, centralistas e imperialistas (porqué no tienen otras razones, y hechas a medida de los intereses de Castilla), en una reciente entrevista televisiva, Artur Mas dijo que si en la sociedad todo acabara o cupiera en unas leyes inmutables (y malas), las mujeres todavía no podrían votar y los negros todavía serían esclavos.

Nadie ha podido negar que esta aseveración no fuera exacta pero, en lugar de contradecirla con datos o referencias, los habituales tertulianos de las teles cavernarias y los panfletistas paniaguados de la prensa mesetaria, se han refocilado riéndose del Mas, haciendo chistes baratos (como decir que se emparentaba con Kunta Kinte) e insultando "as usual".

Lo mínimo que le han dicho es: "y se ha quedado tan ancho...". ¿Coño, claro que se ha quedado ancho, o no es cierto que las leyes del momento prohibían votar a las mujeres y liberar a los esclavos y que, para conseguir lo que hoy nos parece tan normal, hubo que saltarse dichas leyes?

Como todos los numerosos países que, en los ultimos años, se han independizado de otros estados anteriores, para lo cual han tenido que forzar, alterar, modificar o pasarse por los cojones todas las leyes del estado del que, por las buenas o por las malas, formaban parte pero del que, legítimamente, pedían su secesión; ya que ninguna de dichas agrupaciones estatales autorizaba, en sus leyes y constituciones, que una parte se separase. Quien se separaba tenía que, forzosamente, traspasar la línea roja de las leyes opresoras.

Y lo hicieron muchos siendo, quizás, el caso más paradigmático, el de los Estados Unidos de América del Norte al independizarse del Reino Unido de la Gran Bretaña, en una Declaración Unilateral de Independencia que, hoy, es un símbolo y todo un ejemplo. Y redactando una nueva Constitución, propia, que empieza con "We the people..." (*).

Pero, por más que se lo explique, estos energúmenos hispano-castellanos jamás lo entenderán, como todavía no entendieron que en su día se les fuesen Cuba, Puerto Rico, las Filipinas, etc.

Porqué si algo hay más zopenco, tarugo, bruto, ignorante, memo y malvado que un político castellano o un dirigente español, es un periodista panfletario que se abreva en los  madrileños pesebres de la capital del reino (¡que pagamos los catalanes, faltaría más... que solo para esto nos quieren!).

Coronel Von Rhaut

(*) Puesto que, como mandan las leyes de la buena gobernanza: "todo con el pueblo, para el pueblo, y nada contra el pueblo".

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